Definición de Adelgazamiento, Dietas Y Drogas De

1. Dícese de las que persiguen, por una razón determinada, la reducción voluntaria del peso corporal. El organismo posee un mecanismo «homeostático» que mantiene el peso casi constante mediante el equilibrio entre la entrada y la salida de calorías. Un sobrepeso ligero puede eliminarse fácilmente comiendo intencionadamente un poco menos de lo acostumbrado. Nunca debe intentarse reducir mediante dieta o drogas una obesidad pronunciada sin el consejo y dirección del médico.
   
   -Causas de la obesidad. Existen diferentes causas de obesidad, que difieren mucho entre sí en cuánto a su resistencia a los tratamientos. Ciertos grupos nacionales o raciales —chinos, holandeses, esquimales, húngaros, italianos meridionales, judíos y turcos— propenden a la gordura por motivos hereditarios o dietéticos, motivos que provocan también la misma tendencia en ciertas familias. Amén de la obesidad constitucional puede producirse un depósito general o local de grasas como resultado de perturbaciones del equilibrio endocrino o trastornos del sistema nervioso central. Debe distinguirse de esta obesidad endógena la variedad común que se puede calificar de exógena, provocada por una sobrealimentación intencionada, especialmente si corre parejas con una falta de ejercicio muscular. La comida es un placer en el que a veces se busca una evasión a determinadas frustraciones. El alimento hidrocarbonado, que se convierte fácilmente en grasa dentro del organismo, es, por su baratura, el más accesible a personas económicamente débiles. Por ello es posible engordar con una dieta abundante en calorías, pero deficiente en proteínas adecuadas, elementos minerales y vitaminas. En otras palabras, el exceso de peso es compatible con la desnutrición. Véase Inanición y desnutrición.
   
   Existen varios grados de sobrepeso, pero es difícil marcar la línea divisoria entre el normal y el anormal. Las tablas de estaturas y pesos correspondientes a cada edad son simplemente medios estadísticos que permiten amplia tolerancia entre los valores extremos. El exceso de grasa se deposita de manera diferente según el sexo. En el hombre lo hace en el tejido subcutáneo anterior del abdomen (barriga); en la mujer, en las nalgas. La obesidad ligera es compatible con una buena salud, pero, si una persona no puede realizar ejercicios musculares sin jadeo o se fatiga rápidamente, debe ser advertida por su médico de la necesidad de eliminar el exceso de grasa. Generalmente, la naturaleza exógena de la obesidad puede confirmarse mediante la prueba del Metabolismo basal, que en estos casos revelará un consumo normal de oxígeno.
   
   -Adelgazamiento sin dieta. Siendo así que la causa de la obesidad exógena radica en un balance calórico positivo, el adelgazamiento se conseguirá bien por disminución del aporte alimenticio o bien por aumento del gasto de energía. Un medio de realizar el primero de estos procedimientos sin dieta restrictiva consiste en impedir la absorción de los productos de la digestión. Las «curas» en los establecimientos de aguas minerales, que estuvieron muy en boga en Europa, consisten en la bebida de aguas que contienen substancias salinas catárticas, que, al inducir el peristaltismo intestinal por efectos osmóticos, consiguen la evacuación rápida del intestino delgado. La disminución de peso, sin embargo, se debe fundamentalmente a la pérdida de agua (deshidratación) y la irritación que se produce en el intestino hace poco aconsejable su uso prolongado. El ácido bórico, solo o combinado con glucosa, se ha usado en Alemania por el poder que se le atribuye de reducir la absorción de alimentos. El segundo método de adelgazamiento sin régimen dietético consiste en la eliminación de calorías por el ejercicio físico. El ejercicio físico suave (pasear, jugar al golf) resulta en general cuantitativamente inadecuado, mientras que un ejercicio muy fuerte puede sobrecargar el trabajo del corazón, especialmente si el individuo hace vida sedentaria. Además, el ejercicio aguza frecuentemente el apetito, con lo que provoca un aumento en la ingestión de comida y restablece el desequilibrio energético que se proponía corregir.
   
   -Dietas de adelgazamiento. Es indiscutible que el procedimiento más seguro para adelgazar es reducir la ingestión de alimentos. No es, sin embargo, el procedimiento más fácil, ya que, si el obeso hubiera podido en principio resistir a la tentación de comer con exceso, no habría dado lugar a que semejante obesidad se produjera. En tal caso ha de prescribirse como tratamiento un régimen dietético. No ha mucho se descubrió que el sulfato de anfetamina (Bencedrina) reduce el apetito y ayuda al paciente a conformarse con la restricción dietética que se le ha impuesto. La anfetamina produce insomnio, por lo que no se aconseja su ingestión por la noche; la dosis más corriente es 5 mg al mediodía y 2,50 a medianoche. En caso de no perturbar el sueño, puede irse aumentando gradualmente la dosis hasta 30 miligramos.
   
   En cuanto a calorías, la dieta debe ser inferior a la de mantenimiento. No hay alimentos «engordantes» que deban evitarse como tales, aunque las proteínas, al estimular la combustión (metabolismo) por su acción dinámico-específica, son menos propicias, caloría por caloría, a producir obesidad que los hidratos de carbono y las grasas. Por tanto, una dieta que proporcione 450 cal diarias puede consistir aproximadamente en 60 g de proteínas, 10 de grasas y 30 de hidratos de carbono. Algunos obesos se han mantenido con un régimen de 400 a 600 cal al día durante algunos meses hasta que, después de perder grasa a un ritmo de varios kilogramos por semana, han llegado a un peso aceptable. Una mujer, que pesaba 182 kg, hizo un régimen de 700 cal durante 18 meses y perdió 108 kg, o sea, kilo y medio por semana, sin quebranto de su salud. cuando el exceso de peso no es tan descomunal, la dieta por bajo de las necesidades calóricas de mantenimiento puede tener un valor de 1000 a 1500 cal (80 a 100 g de grasa). Es importante impedir que él paciente subnutrido por la dieta llegue a estar desnutrido y contraiga alguna Enfermedad carencial. Por ello, si se considera necesario, se prescribirán como suplemento minerales y vitaminas.
   
   Drogas para adelgazar. La administración de glándula tiroides seca provoca una pérdida de grasa por estímulo del ritmo metabólico (v. Tiroxina). La dosis media de polvo de tiroides desecado es de 1 a 1,50 g para el adulto, aunque la tolerancia es muy variable de unos individuos a otros. Los síntomas tóxicos de hiperdosificación por preparados de tiroides son: palpitaciones cardiacas, irritabilidad general, taquicardia (pulso rápido) y Metabolismo basal aumentado. Semejantes efectos, así como el gran número de contraindicaciones que tiene la terapéutica tiroidea (lo que hace peligrosa su administración a ciertas personas) aconsejan su empleo bajo la exclusiva prescripción y vigilancia facultativa, acompañada de pruebas periódicas de clínica y laboratorio.
   
   El Dinitrofenol es otra droga que adelgaza por el hecho de elevar el metabolismo. Más tóxica todavía que el tiroides, ha sido casi totalmente relegada. Ambas pueden hallarse en específicos comerciales anunciados como reductores, por lo que se debe desconfiar de los remedios que garantizan la reducción de grasas «antiestéticas» sin régimen dietético.

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