Definición de Amortiguadora, Solución

1. Dícese de la que es capaz de resistir los cambios de acidez o alcalinidad. Entre los químicos se conoce también con el nombre de solución «tampón». Más concretamente, se puede definir una solución amortiguadora como un sistema químico que tiende a mantener constante su concentración en iones hidrógeno a pesar de eventuales adiciones de ácido o base. Se consigue esto gracias a la presencia de una pareja de substancias disueltas, tales que, una de ellas HA, sea capaz de ceder un hidrogenión, que la otra, A, pueda recoger. Ejemplos de pares de substancias de este tipo son: el ácido acético, CH3COOH, y el ion acetato, CH3COO-; el ion amonio NH4+ y el amoniaco NH3; el ion fosfato monobásico, H2 PO4-, y el ion fosfato dibásico, HPO4=. Si se añade un ácido fuerte a una solución tampón, se libera ácido débil, en tanto que aquél va siendo neutralizado. Análogamente, una base fuerte añadida a una solución amortiguadora libera la base débil A. Tanto en un caso como en otro, ha quedado «amortiguada» la fuerza del ácido o de la base, respectivamente.
   
   El resultado de la adición de un ácido o una base fuertes es meramente un cambio en las cantidades relativas de HA y A, pero las concentraciones respectivas de hidrogeniones o hidroxiliones no cambian apreciablemente. Puesto que la «acidez» de una solución se define por la concentración de iones hidrógeno y no por la total de ácidos fuerte y débil, puede decirse que una solución amortiguadora mantiene esencialmente constante la acidez, o dicho de otro modo, su pH. Véase Acidez y Neutralización.
   
   Una solución amortiguadora desarrolla su acción máxima cuando sus constituyentes, HA y A, tienen la misma concentración. La pareja ácido acético-acetato acusa entonces un pH de 4,8; la de ion amonio-amoniaco, un pH de 9,2 y la de fosfato monobásico-fosfato dibásico, un pH de 7. Véase pH, Valores del.
   
   Como las soluciones tampón poseen una acidez o alcalinidad fijas, proporcionan un medio de regular el equilibrio y la velocidad de muchas reacciones químicas en las que influye la acidez. Por consiguiente, estas soluciones se usan con frecuencia en los laboratorios químicos como medio de efectuar precipitaciones, reacciones de oxido-reducción, etc. En la industria tienen muchos usos en la síntesis de drogas, en galvanoplastia, teñido de textiles, revelado de películas, etc.
   
   Los aminoácidos y proteínas están también dotados de un poder amortiguador, pues contienen agrupaciones de átomos, débilmente ácidas (grupos carboxílicos -COOH) junto a otras débilmente básicas (los grupos amino NH2). Una solución de un aminoácido, o una proteína, se asemeja a una mezcla de ácido acético e hidróxido amónico y, lo mismo que ella, tiene dos pares ácido-base conjugados, uno con su máxima capacidad amortiguadora a un pH alrededor de 3 y otro a un pH de aproximadamente 9. Las proteínas y los aminoácidos contribuyen a mantener constante la acidez de la materia viva.
   
   El papel desempeñado por las soluciones amortiguadoras de facilitar un medio estable para los procesos vitales se ve claramente en lo que ocurre en la sangre. Las reacciones metabólicas que tienen lugar en las células vivas del cuerpo liberan productos de carácter ácido y, aunque éstos puedan eventualmente ser eliminados, no siempre se alcanza un exacto y constante equilibrio entre su formación y su secreción debido al gran volumen y compleja organización del cuerpo. La sangre, que contiene varios componentes amortiguadores, tales como las proteínas o la pareja ácido carbónico-ion bicarbonato (H2CO3 y HCO3-), alberga temporalmente los residuos ácidos o básicos sin alterar apreciablemente su pH. Sin embargo, si se sobrepasa la capacidad tampón de la sangre y el plasma rebasa la acidez o pH de 7 o bien la basicidad correspondiente al pH 7,8, sobrevendrá pronto la muerte. Véase Sangre, Equilibrio ácido-base.
   
   El Protoplasma, sustancia que integra la materia viva, posee también una apreciable capacidad amortiguadora. El pH del citoplasma se mantiene precisamente en 6,9, y el del núcleo en 7,7, en un gran número de células de animales y plantas. Es interesante que las células puedan vivir normalmente aún bañadas por una solución de pH muy distinto al del protoplasma. Así se ha visto que el pH de la savia varía entre 1,4 y 10, según las especies, y que este líquido aparece, en parte, dentro de las mismas células, en sacos o vácuolas, a pesar de lo cual los componentes amortiguadores del protoplasma consiguen mantener el pH del citoplasma y del núcleo dentro de las cifras adecuadas, 6,9 y 7,7.
   
   El efecto amortiguador del agua de los océanos, debido principalmente al ácido carbónico y al ion bicarbonato, permite a las plantas marinas extraer grandes cantidades de anhídrido carbónico para la síntesis de los hidratos de carbono, sin perturbar por ello la vida animal, tan sensible a los pequeños cambios del pH.

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