Definición de colonia o establecimiento comunal

1. Dícese de aquellas en que la propiedad tiene un carácter más o menos común. Conocido en todo el decurso de la historia, este sistema era ya practicado por algunas tribus primitivas y posteriormente por ciertas sociedades hebreas y cristianas. Los esenios, por ejemplo, secta judía precristiana, preconizaban la más estricta comunidad de bienes (v. Esenios). Los miembros de las órdenes religiosas, sobre todo las monásticas, renuncian a toda propiedad personal. En la Edad Media los montañistas, cátaros, valdenses y otros grupos heréticos adoptaron a menudo la vida y propiedad comunales, al igual que en la edad moderna lo hicieran los anabaptistas y moravos. Sobre bases estrictamente comunales funcionaron las misiones españolas entre los indios americanos, especialmente las reducciones de los jesuítas en Paraguay.
   
   
   Comunitarismo religioso.
   
   De inspiración religiosa fueron asimismo las numerosas colonias comunitarias creadas posteriormente en los Estados Unidos, donde la baratura del suelo, la libertad de inmigración y, sobre todo, la tolerancia personal y la libertad de cultos favorecieron su proliferación. Los primeros en dar ejemplo fueron los menonitas holandeses de Pieter Corneliszoon Plockhoy, que fundaron su colonia comunitaria (1663-64) en la actual Lewes (Delaware). A ellos siguieron los labadistas, moravos, bohemios, pietistas y baptistas, fundadores todos ellos de sociedades y establecimientos más o menos afortunados. Cabe distinguir por su trascendencia histórica a los rápitas alemanes, creadores de las colonias de Harmony (1803) y Economy, ambas en Pensilvania, la última todavía existente a comienzos de este siglo.
   
   No menos dignos de mención son los shakers (tembladores), establecidos en Niskayuna (Nueva York) en 1776. Estos sectarios afirmaban que era posible vivir sin pecado y que su figura más representativa, Ann Lee, personificaba la segunda venida del espíritu de Cristo. A despecho de sus extrañas teorías religiosas, el movimiento comunitario de los shakers gozó durante parte del siglo xix de notoria influencia en Nueva Inglaterra. Los perfeccionistas, al igual que los tembladores, propugnaron el «comunismo de la Biblia» y se distinguieron en ciertas artes e industrias, mas, a diferencia de aquéllos, que se conservaban célibes, practicaban el matrimonio complejo, el control de la natalidad y la eugenesia. Pero ninguna de estas sectas alcanzó el desarrollo y poderío de que gozó la de los mormones en la segunda mitad del siglo xix. Fundada por Joseph Smith y aborrecida por su adopción de la poligamia, esta secta llevó a cabo un estricto comunismo de bienes en Independence (Misuri) y se distinguió sobremanera por su tenacidad, laboriosidad y espíritu de inventiva.
   
   
   Comunitarismo secular.
   
   Aparece inspirado por las doctrinas liberales y socialistas de origen europeo, precursoras de los grandes movimientos sociales y políticos del siglo xix. Robert Owen, industrial y filántropo inglés, concibió y llevó a efecto su «nueva idea de la sociedad», especie de comunismo basado en el reparto del trabajo y sus productos. Hizo su ensayo primero en New Lanark a orillas del Clyde (Escocia) y más tarde en New Harmony (Indiana, EE. UU.), colonia que compró en 1824 a los rápitas. Si bien fracasó en sus intentos, su doctrina ejerció profunda influencia en otros sociólogos y contribuyó notablemente al desarrollo de los sindicatos en Gran Bretaña. Véase Owen, Robert.
   
   El prolífico escritor socialista francés Charles Fourier había formulado en sus obras la teoría del orden social gobernado por la razón pura, en la que sostenía la necesidad de profundas reformas en la estructura social conforme a nuevos conceptos económicos y ambientales. A tal efecto creó en 1830 en Condé-sur-Vive una colonia cooperativista destinada a albergar, según cálculos muy precisos, 1620 personas, que cultivarían unas 2000 ha de tierra y vivirían en comunidad. Los seguidores del sistema formaban «falanges», que se alojaban en edificios comunales especialmente ideados, llamados «falansterios». Precursor del socialismo moderno, Fourier tuvo numerosos adeptos que implantaron en otras partes, bien que con escaso éxito, sus famosos falansterios. Véase Fourier, François Marie Charles.
   
   Otro escritor francés, Étienne Cabet, autor de Voyage en Icarie y uno de los primeros socialistas que intentó poner en práctica sus teorías comunitarias en su país, acabó por trasladarse a Estados Unidos, donde, tras un aciago comienzo en Texas, compró en 1849 la vieja ciudad mormona de Nauvoo (Illinois), donde estableció lo que, según sus propósitos, debía ser una colonia modelo. Sin embargo, fue desposeído en 1856 de su cargo rector y la mayoría de los colonos se trasladaron a otro establecimiento comunitario en Corning (Iowa), donde lograron cierta prosperidad. Un grupo de comunistas franceses provocó conflictos en la colonia hacia 1870 y muchos de sus miembros emigraron a otras. Véase Cabet, Étienne.
   
   Un americano, Josiah Warren, después de haber conocido la experiencia de la New Harmony de Owen, estableció la colonia comunitaria de Modem Times en Long Island, Nueva York (1851-57). Tanto él como sus asociados profesaban el anarquismo individual, el amor libre, el positivismo y teorías monetarias heterodoxas. Aún cabe señalar otros intentos, como el de algunos socialistas norteamericanos que fundaron en 1898 la ciudad de Equality (Igualdad) en el estado de Washington y el de la Asociación Cooperativa Ruskin, que estableció colonias en Tennessee y Georgia (1894).
   
   Ya en nuestro siglo, hacia los años 20, Eberhard Arnold, dirigente alemán de un movimiento juvenil, fundó la Sociedad de Hermanos, que se trasladó a Inglaterra y luego, durante la II Guerra Mundial, a Paraguay. En 1937 se establecía la Comunidad Cooperativa de Macedonia cerca de Clarksville (Georgia, EE. UU.). Entre los métodos de organización utilizados por los sionistas en Palestina y aceptados por el Gobierno aparece el kibbutz, establecimiento comunal, donde la propiedad es común, el cuidado de los niños público y el trabajo asignado por funcionarios electivos (v. Israel, Vida económica, Agricultura). A raíz de la II Guerra Mundial aparecieron en Francia e Italia agrupaciones similares. Entre ellas figuran algunas católicas, como las de Nomadelphia, cerca de Módena (Italia), y su hijuela de Grosseto. La mayoría de las «comunidades de trabajo» francesas, especialmente la de Boimandau, en Valance, se formaron por grupos de diversas creencias, pero con fines eminentemente morales y sociales.

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