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Definición de servicio diplomático

 


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Definición de servicio diplomático

  1. Organización y personal que un estado soberano utiliza para negociar y mantener relaciones con otros. Por lo general, los agentes diplomáticos estimulan además las relaciones amistosas y protegen los derechos de sus conciudadanos en el extranjero. El servicio se coloca normalmente bajo la dirección y supervisión del ministro de Asuntos Exteriores.

    Los orígenes del moderno servicio diplomático han de buscarse en la Italia renacentista, atomizada en multitud de estados rivales. En esta época representaron a Florencia hombres tan famosos como Dante, Petrarca, Boccaccio y Maquiavelo. El verdadero desarrollo del sistema tuvo lugar, sin embargo, en Venecia, que durante el siglo xiii formuló reglas de conducta para sus embajadores. Entre los modernos estados europeos marcó la pauta España, que ya en 1487 envió una embajada a Inglaterra. Su ejemplo fue seguido pronto por otros estados y se multiplicaron las embajadas, bien que éstas tuvieron carácter temporal en muchos casos. En el siglo xvi se generalizó la embajada permanente, aunque la continuidad se rompiera a menudo a causa de la tirantez de las relaciones internacionales.

    Al principio no existió una clasificación generalizada de agentes diplomáticos, a los que se designaba oficialmente de diversas maneras. A fines del siglo xvi se distinguían dos clases de representantes: la de embajadores y la de residentes o agentes. En los dos siguientes siglos existió gran confusión en los títulos de los enviados. Por último, la materia fue objeto de consideración en los congresos de Viena y Aquisgrán (1818). Los agentes diplomáticos se dividieron entonces en cuatro clases: 1) embajadores, legados, nuncios; 2) enviados extraordinarios y ministros plenipotenciarios; 3) ministros residentes; 4) encargados de negocios.

    Esta clasificación ha sido adoptada casi universalmente. En teoría, los agentes de la primera clase representan a la persona y dignidad del soberano o jefe de su nación y tienen derecho, por tanto, al acceso al soberano o jefe de la nación en que ejercen sus funciones. Los de la segunda clase se acreditan también cerca del soberano o jefe extranjero, pero no representan a la persona y dignidad del suyo. Lo mismo cabe decir de los ministros residentes, que se sitúan en el escalón inmediatamente inferior. Los encargados de negocios son agentes acreditados por un ministro de Asuntos Exteriores cerca de otro. Entre agentes del mismo rango el orden de prioridad se basa en la fecha de presentación de sus credenciales. El embajador más antiguo asume el puesto de decano del cuerpo diplomático, que se rodea de gran prestigio y dignidad. En los países católicos la prioridad corresponde de ordinario al legado pontificio.

    El agente diplomático era originariamente una especie de espía que se enviaba al extranjero para enterarse de cuanto pudiera acerca de los asuntos de otras naciones. Era mirado en consecuencia con profundo recelo, tanto más cuanto que se le creía al margen de las reglas morales ordinarias. Para Sir Henry Wotton el agente era «un hombre honrado enviado al extranjero para mentir en bien de su país». Hoy el diplomático se presenta como persona de empaque y dignidad, ducho en el refinado lenguaje convencional de la diplomacia. Utiliza diestramente la anfibología en lugar de la mentira franca. Su elevada posición no le permite el espionaje directo, pero reúne cuanta información puede acerca de los asuntos de la nación en que está acreditado. Algunas de las antiguas tareas de espionaje han pasado a los agregados militares y navales. En la I Guerra Mundial se comprobó, sin embargo, que algunos diplomáticos alemanes y austríacos se hallaron complicados en espionaje y otras actividades dudosas en países neutrales. Así, el Dr. Dumba, embajador austríaco en Washington, fue retirado en 1915 por haber financiado actividades de sabotaje en fábricas de municiones. Luego, el capitán Boy-Ed y el capitán Franz von Papen, agregados naval y militar alemanes en Estados Unidos, fueron retirados también a petición del Gobierno de este país. Bajo el régimen nazi las embajadas alemanas se convirtieron en centros de propaganda sumamente activos.

    Los modernos medios de comunicación han reducido considerablemente la importancia de los agentes diplomáticos. Antes habían de confiarse al juicio y discreción del diplomático materias de la mayor trascendencia. Hoy la mayoría de las grandes cuestiones corren a cargo de los ministros de Asuntos Exteriores y a veces de los jefes de estado, una vez realizadas las gestiones preliminares oportunas por los agentes. A menudo se envían comunicaciones escritas a los jefes de estado extranjeros para su entrega por los embajadores o ministros, que luego sostienen discusiones no formales con los ministros de Asuntos Exteriores.

    Los agentes diplomáticos gozan de inmunidad dentro de la nación en que desempeñan sus funciones. El edificio de la embajada o legación y sus terrenos se consideran territorio de la nación que acredita al agente. La inmunidad alcanza a la esfera tributaria, civil y criminal. En caso de delito el diplomático puede, sin embargo, ser privado de movimientos, expulsado o, más corrientemente, retirado de sus funciones a petición de la nación en que lo haya cometido. Todo estado tiene derecho a rehusar la aceptación de un nuevo diplomático como persona non grata; para evitar que se produzca tal contingencia, el Estado que acredita realiza un discreto sondeo antes de extender definitivamente cualquier nombramiento.

    Los cónsules son agentes destacados en países extranjeros para promover el comercio. No se catalogan como agentes diplomáticos, aunque a veces poseen algunos de sus atributos.


    España.


    Por Real Decreto-Ley de 1928 y Reglamento de 1929 se fusionaron los agentes diplomáticos y consulares en un solo cuerpo, en atención a que «gran número de asuntos en que se ven obligados a intervenir los agentes diplomáticos tienen su razón en el conocimiento de las relaciones comerciales» y a que «la representación consular con la diplomática debe constituir en cada país extranjero un todo». Se reconocen ahora las siguientes categorías: 1) ministro plenipotenciario de 1 .a clase; 2) ministro plenipotenciario de 2.a clase; 3) ministro plenipotenciario de 3.a clase; 4) secretario de 1.a clase; 5) secretario de 2.a clase; y 6) secretario de 3.a clase.

    Corresponden a los ministros de 1.a clase las jefaturas de misión o cargos administrativos equivalentes (subsecretario del ministerio, 1.er introductor de embajadores), pero nunca los consulares; a los de 2.a clase, además de las plenipotencias correspondientes, las jefaturas de sección del ministerio y los consulados generales; a los de 3.a clase, además de sus respectivas plenipotencias, los puestos de consejero de embajada y 2.a introductor de embajadores; y a los secretarios, además de las secretarías correspondientes, los consulados de 1.a y 2.a clases y los viceconsulados.

    Se prohíbe a los agentes diplomáticos admitir representaciones extranjeras sin autorización del Gobierno, salvo en el caso de que urgiera proteger a súbditos extranjeros y custodiar los archivos de otra representación. También se les prohíbe el ejercicio del comercio, la industria o cualquier profesión ajena a la suya en el país de destino. El ingreso en la carrera (por la categoría de secretario de 3.a clase) tiene lugar mediante examen de aptitud entre licenciados en Derecho. Los embajadores pueden ser nombrados libremente por el Gobierno entre personas ajenas a la carrera. Los representantes diplomáticos y consulares destacados en una nación forman una entidad única, cuya dirección superior corresponde al jefe de misión diplomática.

    Otras leyes básicas importantes relativas a la carrera son la de reorganización de 1937 y la orgánica de 1940. Véase Embajador; Derecho internacional; Extraterritorialidad.
Actualizado: 09/12/2016 - Autor: Leandro Alegsa
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Fuentes bibliográficas y más información de servicio diplomático:
Análisis de servicio diplomático

Cantidad de letras, vocales y consonantes de servicio diplomático

Palabra inversa: ocitámolpid oicivres
Número de letras: 19
Posee un total de 9 vocales: e i i o i o á i o
Y un total de 10 consonantes: s r v c d p l m t c

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