Antes de los años 1890, en que Emil von Behring extrajo de la sangre de caballos infectados la primera antitoxina eficaz contra la difteria, moría como mínimo el 25 % de los atacados. El porcentaje era mayor entre los niños pequeños. La muerte sobrevenía de ordinario por fallo cardíaco, colapso de los vasos sanguíneos, asfixia, parálisis del sistema respiratorio y neumonía, producida como consecuencia del estado de debilidad del enfermo. En la actualidad se procede a inyectar la antitoxina tan pronto como sea posible. Si ésta se administra en el primer día de la enfermedad, el índice de mortalidad se reduce a menos del 1 %. En cambio, si se dejan transcurrir más de cuatro días sin administrar la antitoxina, ese índice se elevará bruscamente hasta el 25 %. Tal es la razón de que comiencen de ordinario a aplicarse las inyecciones en casos sospechosos aun antes de establecer el diagnóstico definitivo. En pacientes alérgicos al suero de caballo (v. Alergia), se procura la desensibilización comenzando el tratamiento con cantidades muy reducidas de antitoxina, que se aumentan gradualmente.
Además de someterse al tratamiento específico de la antitoxina, el paciente guardará reposo absoluto en cama durante unas semanas y a veces meses, según determine el médico. En las primeras etapas de la enfermedad es esencial el reconocimiento diario. Si la membrana de la garganta entorpece gravemente la respiración, convendrá mantener abiertos los conductos insertando un tubo respiratorio bien a través de la nariz, bien a través de una pequeña abertura practicada en la región traqueal del cuello. A veces conviene recurrir a la penicilina y otras drogas o tratamientos para prevenir ulteriores complicaciones y proporcionar mayor bienestar al enfermo. Como la enfermedad es contagiosa, éste debe ser aislado inmediatamente y desinfectados cuidadosamente hasta que haya pasado el peligro de contagio la habitación y utensilios utilizados por el paciente. Quienes hayan de asistirle deben seguir escrupulosamente las indicaciones del médico para protegerse a sí mismos contra la infección.
