Resumen de la biografía de Confucio (pensador chino)
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Breve biografía de Confucio (pensador chino)

 


Biografía de Confucio
  1. (551-479 a. de J.C.). Pensador chino cuya filosofía influyó en las civilizaciones de China, Japón, Corea y Vietnam. Nació en la actual Shantung, ciudad del N de China. Perteneciente a la familia Kung, recibió el nombre de Chiu, mas fue llamado Kung Futzu (el gran maestro Kung), apelativo que latinizaron los europeos llamándole Confucio. Descendía de ilustre familia; pero, como desde muy niño quedó huérfano de padre, pasó la juventud en la pobreza.


    Casó a los 19 años y tuvo un hijo y dos hijas. Después de los 20 desempeñó por algún tiempo el oficio de guardador de rebaños y graneros públicos. Aunque acontecióle vivir en una época de inestabilidad social —una sociedad feudal que se derrumbaba, el declinar de la dinastía Chou, guerras continuas entre los señores feudales y general caos social y moral—, Confucio eligió la carrera del servicio público y la enseñanza.


    En el 501 aceptó un puesto administrativo en su propio .estado de Lu, del que llegó a ser primer ministro, cargo al que renunció al percatarse de que el gobernador se interesaba más por las bailarinas que le enviaban de un estado próximo que por las reformas sociales.


    En el 497 emprendió una odisea de trece años, durante la cual, rodeado de discípulos, anduvo de estado en estado, ofreciendo sus consejos y sus servicios. El éxito no acompañó a sus desvelos, sin embargo, ya que, cuando no pasó ignorado, fue arrojado e incluso amenazado de muerte. Cansado finalmente y desengañado, regresó a Lu para dedicarse a enseñar y escribir.

    Si como reformador fracasó en vida, triunfó clamorosamente como maestro hasta alcanzar los dictados de «Gran Perfección», «Sabio Definitivo» y «Primer Maestro». Fue el primer pedagogo particular de China, el primero en consagrar su vida entera a la enseñanza y el primero en atender a la formación completa del individuo más bien que a la del gobernante. Fiel a su lema: «En la educación no hay distinción de clases», reunió unos 3000 discípulos procedentes de todos los estratos de la sociedad.


    Aunque afirmase: «Yo soy un restaurador de la tradición, no un creador», fue creador en más de un aspecto. Era afectuoso y amable, aunque severo; humorista, aunque serio. Autodidacta, llegó a ser considerado el hombre más culto de su época. Si los eruditos no admiten ya que publicase los llamados Clásicos Confucianos (libros de poesía, historia, música y ceremonias) ni el Libro de los cambios, convinieron en atribuirle los Ch’un Ch’iu (Anales de Primavera y Otoño), primer intento de una historia china sistemática, libre de mitos y leyendas. La obra contenía juicios morales que habían de servir de norma de gobierno en China durante 2000 años.



    Enseñanzas.


    La información más fidedigna sobre las enseñanzas de Confucio procede de la colección de sus máximas y sentencias, llamada Lan-yu o Analectas. «Es el hombre quien puede magnificar la verdad», decía; por eso, se preocupaba ante todo del hombre. Enseñó «literatura, ética, lealtad y fidelidad», piedad filial, respeto fraternal, rectitud, decencia, paz; la práctica de la «seriedad, liberalidad, veracidad, diligencia y generosidad», «el autodominio y el retorno a la decencia», siendo «respetable en la vida privada, serio en los asuntos y leal en las relaciones con la gente».


    Estas y otras virtudes se presentan resumidas en las «Tres Virtudes Universales»; sabiduría, amor y valor, que se corresponden hasta cierto punto con las facetas intelectual, espiritual y física del hombre. En resumen, enseñó la «Virtud Perfecta», cuyo cultivo consideró deber supremo del hombre. Al individuo de virtud perfecta le llamó «Hombre Superior» o «Caballero». Este último término, que antes se aplicaba en virtud del nacimiento, cobró en manos del confucianismo el sentido revolucionario de título de calidad o prendas personales, con lo que contribuyó a minar el ascendiente del feudalismo en China y el prejuicio de las diferencias de clase basada en el nacimiento. El hombre superior no había de ser bueno sólo para sí, sino que había de servir a la sociedad. Tal hombre «estima que tiene ante sí una carga pesada y una larga carrera... que sólo acaba con la muerte». Por tanto, el hombre bueno «al afirmar su propia personalidad, trata también de afirmar la de los demás y, al desear el triunfo, trata de que los demás lo consigan a su vez». En esto consiste el amor (jen), el concepto más discutido de Confucio, que supone conciencia por una parte y altruismo por otra. Parecida es la Regla de Oro, enunciada negativamente: «No hagas a los demás lo que no quieras que los demás te hagan».


    La perfección tanto del individuo como de la sociedad, según la entendieron sus inmediatos seguidores, exige el cumplimiento de las siguientes «Ocho Fases»: investigación de las cosas, ampliación del conocimiento, sinceridad de voluntad, rectitud de corazón, cultivo de la personalidad, armonía familiar, orden nacional y paz mundial. De suerte que la sociedad ideal nace con la cultura y culmina con la paz. Desgraciadamente, las enseñanzas de Confucio quedaron demasiado confinadas en los libros, con lo que no sirvieron para impulsar el desarrollo de las ciencias naturales. El objetivo de la sociedad ideal nunca se perdió de vista, sin embargo. Sociedad ideal es aquella en que se cumplen las «Cinco Relaciones Humanas»: cariño entre padres e hijos, rectitud entre gobernantes y subordinados, separación de funciones entre marido y mujer, orden entre ancianos y jóvenes y buena fe entre amigos. En cuanto el Gobierno, Confucio y sus seguidores, especialmente Mencio (371-289? a. de J.C.), opinaban que sólo deberían gobernar los hombres virtuosos e inteligentes. Si por un lado insistieron en mantener la estructura feudal y restaurar la dinastía Chou en el poder, por otro subrayaron que el rey gobierna por mandato del cielo, mandato que se cumple sólo cuando el pueblo disfruta de felicidad y prosperidad. No siendo así, el gobernante debe ser sustituido incluso por medios revolucionarios si es preciso.


    Un buen gobernante, para Confucio, es el que considera a su país como una familia y a los súbditos como a sus hijos; reina por el ejemplo moral más que por la fuerza; se apoya en la educación, «rectificación de nombres» y rangos, las ceremonias y la música, para mantener el orden social, más que en las medidas punitivas; eleva a los hombres capaces a los puestos de responsabilidad sin mirar su origen o estado social. Este último principio condujo a la implantación del sistema de exámenes abierto a todos para el desempeño de los servicios públicos, sistema que rigió en China desde el siglo vii hasta el xix y fue adoptado, en parte, por Francia, Inglaterra y Estados Unidos.



    Confucianismo.

    A la muerte de Confucio, el Con-fucianismo tomó dos direcciones: una encabezada por Mencio, que creía que, puesto que la naturaleza humana era originariamente buena, el gobierno debía valerse del ejemplo moral y de la educación social; la otra, acaudillada por Hsun Tzu (298-238 a. de J.C.), que enseñaba que la naturaleza humana era originariamente mala y que el gobierno, por tanto, había de ejercerse mediante la regulación por la ley, la música y las ceremonias.


    A la larga fueron las ideas de Mencio las tenidas por ortodoxas. Después de luchar contra el legalismo totalitario, que se manifestó demasiado brutal para los chinos, y contra el taoísmo quietista, que resultaba demasiado negativo, el Confucianismo fue adoptado como religión del Estado en el siglo ii a. de J.C. y dominó en el Gobierno, la sociedad, la educación y la literatura chinas hasta el siglo xx.


    Ya en el siglo xi apareció un neoconfucianismo, con nuevas ideas en torno a una «naturaleza» y un «principio» destinado a apoyar la moral confuciana, explicando que todos los hombres son fundamentalmente buenos e iguales por estar dotados de «naturaleza» universal según el «principio» que late en todo lo existente. Tanto esa «naturaleza» como ese «principio» son buenos porque es propio del cielo y de la tierra crear, producir, dar vida y, por consiguiente, amar. Tal fue, durante muchos siglos, el pensamiento esencial chino a pesar de las alteraciones experimentadas por algunas instituciones tradicionales defendidas por el Confucianismo: monarquía, discriminación de hombres y mujeres, sistema educativo. Pero el Confucianismo se reveló flexible y pudo sobrevivir a numerosas dinastías.


    - ¿Es el Confucianismo una religión?


    Confucio no habló de seres espirituales y rara vez del destino. Si se le interrogaba acerca de los espíritus y la muerte, contestaba que difícilmente podríamos conocerlos cuando todavía no conocíamos al hombre y la vida. Aconsejó a sus seguidores que «respetasen a los espíritus, pero los mantuvieran a distancia», porque quería que los hombres fueran dueños de sus propios destinos. Oró, creía en el cielo y lo ensalzaba; sin embargo, el cielo no era una «persona» para él, sino una realidad espiritual. Prestaba más atención a la mente del hombre y su actitud frente a las cosas religiosas que a la filosofía de la vida y la muerte. De aquí su peculiar interés por la observancia de los ritos religiosos, comprendido el periodo de tres años de luto a la muerte de un progenitor. Las ceremonias eran para él expresión de los sentimientos internos del individuo.


    En resumen, aun siendo religioso, su sistema no constituía una religión. No existe en él ni biblia, ni credo, ni sacerdocio, ni iglesia. El mismo Confucio no fue deificado.
Actualizado: 27/10/2015
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  • Breve reflexión acerca de las enseñanzas de Confucio para superar el conflicto y la guerra

    Confucio, reconocido filósofo chino, dejó un importante legado de enseñanzas que aún son relevantes en la actualidad. Su enfoque en la armonía social y el respeto mutuo es especialmente aplicable cuando se trata de superar el conflicto y la guerra.

    Una de las enseñanzas más destacadas de Confucio es la importancia de la rectitud y la ética en las relaciones humanas. Para él, la clave para superar los conflictos radica en cultivar virtudes como la benevolencia, el respeto, la sinceridad y la justicia. Estas cualidades, según Confucio, son esenciales para construir una sociedad pacífica y evitar la confrontación violenta.

    Asimismo, Confucio enfatizaba la importancia de la educación y el aprendizaje constante como herramientas para alcanzar la paz. Creía que el conocimiento y la sabiduría eran fundamentales para comprender y respetar a los demás, lo que a su vez ayudaría a evitar malentendidos y conflictos innecesarios.

    Otra enseñanza clave de Confucio es la importancia de la empatía y la compasión. Según él, es esencial ponerse en el lugar del otro y comprender sus perspectivas y necesidades. Esta actitud de respeto y comprensión mutua puede ayudar a evitar la escalada de conflictos y fomentar la resolución pacífica de las diferencias.

    En resumen, las enseñanzas de Confucio para superar el conflicto y la guerra se centran en la promoción de la armonía social a través de la rectitud, la ética, la educación y la empatía. Estos valores universales son fundamentales para construir una sociedad pacífica y fomentar la cooperación y el entendimiento entre las personas.


    Sugiero leer:

    Definición de Confucio
    Definición de filósofo
    Definición de legado
  • Confucio decía: "Sí eres la persona más inteligente en una habitación, entonces estás en la habitación equivocada" ¿A qué se refería con estas palabras?

    La frase atribuida a Confucio, "Si eres la persona más inteligente en una habitación, entonces estás en la habitación equivocada", aunque no hay evidencia concreta de que realmente provenga de él, transmite una idea profunda sobre el aprendizaje y el crecimiento personal. La esencia de esta afirmación se centra en la importancia de rodearse de personas de las cuales se pueda aprender, que desafíen nuestras capacidades y nos empujen a superarnos.

    La idea subyacente es que el verdadero crecimiento ocurre cuando nos encontramos en entornos que nos retan, donde hay individuos que saben más que nosotros o tienen habilidades diferentes o más desarrolladas. Esto nos motiva a esforzarnos más, a expandir nuestros conocimientos y habilidades, y a salir de nuestra zona de confort. En un entorno donde somos los más avanzados o los más inteligentes, las oportunidades de aprender de los demás se reducen significativamente, lo que puede llevar a la complacencia y al estancamiento.

    Por lo tanto, esta frase enfatiza la importancia de la humildad y la búsqueda constante de crecimiento personal a través del aprendizaje continuo de otros. Sugiere que debemos buscar activamente situaciones y comunidades donde podamos ser desafiados, donde podamos encontrar mentores y compañeros que nos inspiren a alcanzar nuevas alturas y a desarrollar nuestras capacidades al máximo.


    Sugiero leer:

    Definición de frase
    Definición de Confucio
    Definición de inteligente
    Definición de habitación
    Definición de aprendizaje
Fuentes bibliográficas y más información de Confucio:

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Abreviaturas empleadas en la definición
A. = alemán o antes
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Cómo citar la definición de Confucio
Definiciones-de.com (2015). Biografía de Confucio - Leandro Alegsa © 27/10/2015 url: https://www.definiciones-de.com/Definicion/de/confucio.php

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Confucio (pensador chino)
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