(1310-67). Arzobispo de Toledo, cardenal, hombre de Estado y de guerra, nacido en Cuenca y muerto en Virterbo. Alfonso XI le confirió varias dignidades eclesiásticas y el arzobispado de Toledo (1337), porque estimaba en mucho su valor y prudencia. Creado cardenal por el papa Clemente VI, renunció a la sede de Toledo (1350). El nuevo rey Don Pedro no le tuvo la estima de su padre porque le reprendió su amistad con la Padilla. Don Gil marchó entonces a Aviñón, donde tuvo gran privanza con los papas y les sirvió en importantes empresas sobre todo en Italia, donde redujo a la obediencia de la Santa Sede varias ciudades que se habían sublevado. Mariana dice de él que «en todas las edades y estados fue igual, entero en las cosas de la justicia, menospreciador de las riquezas, constante y sin flaqueza en los casos arduos. No se sabe en qué fue más señalado, si en el buen gobierno en tiempo de paz, si en la administración y valor en las cosas tocantes a la guerra.» Fundó el Colegio Español de Bolonia con treinta colegiales y grandes rentas; al Cabildo de Toledo legó la villa de Paracuellos.