(1910-1987). Dramaturgo francés, nacido en Burdeos. Aunque según él mismo no tiene biografía (sólo ha vivido para su obra) es tal vez el autor más representativo de la joven generación. En su teatro se propone crear, ante todo, una atmósfera poética llena de situaciones libremente imaginadas, por paradójicas o míticas que sean, y en esta atmósfera se mueven unos personajes de alma desilusionada. El tema único que Anouilh desarrolla, con argumentos y métodos variados, es la oposición irreductible entre la pureza de la juventud intransigente, limpia a pesar de manchas accidentales, y la sociedad hipócrita y corrompida que acepta las componendas más degradantes. La derrota de la pureza, que se niega a adaptarse, es la conclusión inevitable. Su primer éxito lo obtuvo con Le Voyageur sans bagages (1937) y desde este momento continúa sin interrupción produciendo sus obras renovadoras de la escena, sobriamente trágicas, íntimamente líricas, como La Sauvage, Eurydice (1942), L'alouette (1953). Su Antígona (1942), bajo un disfraz de clasicismo griego, canta el poema de la resistencia a la tiranía en el París ocupado. Al publicarlas las ha agrupado en Pièces noires, Pièces roses, Pièces brillantes. Todas ellas son nostálgicas y pesimistas.
Actualizado: 22/02/2015
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