Orientada su preocupación primordial hacia la agricultura y el comercio, los romanos fueron más lentos que los griegos en lo tocante al desarrollo de las colecciones de manuscritos y probablemente no demostraron interés por la escritura hasta la época de sus guerras con Grecia. El primer documento escrito de la historia romana, relativo a la II Guerra Púnica, fue originariamente redactado en lengua griega y más tarde traducido al latín. También las bibliotecas griegas pasaron a manos de los romanos. Cuando Lucio Emilio Paulo (168 a. de J.C.) venció al rey Perseo de Macedonia, se llevó la biblioteca a Roma. Del mismo modo pasaron a poder de Roma otros despojos de Grecia, Asia Menor y Siria. A continuación de su triunfo en Dalmacia, Asinio Polión (76 a. de J.C. 5 d. de J.C.) instaló (37 a. de J.C.) la primera biblioteca pública de Roma en el Atrium Libertatis del Monte Aventino con manuscritos procedentes de las colecciones de Sila y Varrón. Es probable que Polión ejecutase designios formulados por Julio César. El emperador Augusto construyó dos bibliotecas, más tarde destruidas por el fuego: la Biblioteca Octaviana en el Pórtico de Octavia (33 a. de J.C.) y la Biblioteca Palatina (28 a. de J.C.). Ambas contenían literatura griega y latina.
La mayor biblioteca de la antigüedad romana fue la Ulpiana, fundada por el emperador Trajano (98-117 d. de J.C.); su categoría se aproxima a la de las bibliotecas de Alejandría y Pérgamo. Era fundamentalmente una biblioteca para estudiantes y estaba situada detrás de los tribunales; constaba de dos edificios, uno para las obras griegas y otro para las romanas. Los documentos señalan que había a la sazón alrededor de 28 bibliotecas públicas en el Imperio Romano y que su número fue creciendo durante los dos o tres siglos siguientes hasta su decadencia a finales del siglo iv, en que «las bibliotecas fueron cerradas para siempre como tumbas». Los rollos fueron colocados en estantes, encerrados en cofres, armarios o cajas y sellados con precintos que indicaban su contenido. En ocasiones se redactaban catálogos de varios tipos, algunas veces sobre la pared.
