Estilo de mobiliario y forma de vida vinculada a él, imperantes en Alemania tras las conquistas napoleónicas en la primera mitad del siglo xix. Un semanario alemán popularizó un personaje pintoresco, Papá Biedermeier, cuyos hábitos de comodidad y estabilidad hogareña sugirieron la adopción de su nombre para designar el nuevo mobiliario. Aunque mesas, sillas y sofás siguieran fieles en su trazado a los estilos «imperio» e «inglés», se adornaron con colores apagados y retoques dorados. Decorábanse además con guirnaldas, medallones- ovales y figuras en silueta. Su línea era rectangular, con alguna concesión a la curva griega. La decoración interior reflejó la influencia del estilo en sus pesados cortinajes con borlas, cenefas y antimacasares. Como fenómeno cultural, el mobiliario Biedermeier simbolizó el aburguesamiento de ciertos sectores y la vida placentera y sólida de las pequeñas ciudades. El estilo perdió actualidad a mediados del siglo xix.