(1811-48). Crítico literario ruso, nacido en Chembar, hijo de un cirujano del ejército. Alumno de la Universidad de Moscú, fue expulsado en su tercer año por escribir una comedia, Dmitri Kalinin, considerada como revolucionaria. Entonces se hizo crítico o editor de cierto número de publicaciones como el Telescopio (1834-36), el Observador de Moscú (1838-39), Notas de la Patria (1839-46), periódico de gran influencia en San Pertersburgo, y el Contemporáneo (1846) de Nikolai Nekrasov. En este periodo abogó activamente por el estilo «natural» que más tarde se convirtió en la escuela dinámica del realismo en la literatura rusa. Rechazaba los clásicos por juzgarlos mero pasatiempo e insistía en que la ficción debe describir y representar la vida real. Sus opiniones sobre escritores coetáneos, tales como Nikolai Gogol, Alexander Pushkin y Mijail Lermontov fueron un alarde de exactitud interpretativa. Pasa a ser el creador de la crítica literaria en su país y el padre de la «intelligentsia» rusa. En 1948, su ciudad natal fue rebautizada en su honor con el nombre de Bielinski.