Islas que, según los antiguos griegos, estaban situadas en el extremo occidental del mundo conocido, morada de los felices mortales exentos de la muerte por voluntad de los dioses. Homero parece identificarlas con los Campos Elíseos. En siglos posteriores se identificaron con las Ganarías o las Madeira. También el Avalon del ciclo artúrico es homólogo de este mito clásico. La «isla de los bienaventurados» babilónica, rodeada de cuatro ríos, en cuyo centro crecía la hierba de la vida, ofrece semejanza con el bíblico jardín del Edén. Los antiguos egipcios situaban su Amentet (Amenthes), o mundo de los muertos, en Occidente. Véase Atlántida; Elíseo.