Cada iglesia local elige su propio ministro y funcionario, redacta su propia constitución y entiende exclusivamente en sus asuntos propios. Cada congregación mantiene lazos de fraternidad con las demás y colabora con ellas a través de conferencias oficiales y del Consejo General en la consecución de los fines generales de la asociación. El culto es esencialmente no litúrgico, aunque algunas iglesias hacen uso en cierto grado del rito y la liturgia. Aunque no existe símbolo o confesión oficial, se sigue la declaración de fe adoptada por el Consejo Nacional en 1913.