La mayoría de las iglesias románicas francesas fueron destinadas a capillas de monasterios y templos abaciales; por tal motivo no son muchas las catedrales construidas en este estilo. La iglesia de Saint Sernin (siglo xi), en Toulouse, antigua catedral, empezada en 1080 y consagrada en 1140, pertenece al románico auvernés y es muy similar al templo jacobeo. Del románico provenzal es la catedral de Orange, con contrafuertes característicos y bóvedas de eje transversal. La de Périgueux (primera mitad del siglo xii) presenta la misma planta que la veneciana de San Marcos, con arcos apuntados en vez de arcos de medio punto, y dio origen al románico aquitano o perigordés, también llamado románico bizantino. Siguen su modelo las de Cahors y la de Angulema (siglo xii), consagrada a San Pedro, con cúpulas que recuerdan notablemente las típicas bizantinas.
Francia, patria del gótico, abandonó pronto las tradicionales formas románicas para crear algunas de las más bellas catedrales que hoy conocemos. La más antigua es la de Chartres (1194-1220), destrozada en la Revolución Francesa y reconstruida posteriormente, sobria y vigorosamente concebida; asombran en ella, además de la robustez de líneas que le confiere particular belleza, la flecha del campanario (1506-14), construida por Jean de Beauce, las notables esculturas del portal real y los magníficos ventanales. Con la de Notre Dame de París, la de Reims y la de Amiens constituye la más bella tetralogía del gótico francés. La catedral de París, consagrada a Nuestra Señora, como la anterior, es de belleza incomparable, aunque técnicamente no puede considerarse completa por presentar inconclusas sus dos torres frontales. Se inició bajo el signo del románico (siglo xii) y se terminó en el apogeo del gótico (siglo xiii). Una bellísima muestra del gótico primitivo es la catedral de Laon (siglos xii y xiii), que posee una fachada verdaderamente excepcional. Otro testimonio de la devoción mariana medieval —poderosa fuerza que alentó tan altas empresas— es la catedral de Reims (siglo xiii), la más noble y perfecta de las iglesias góticas, obra de Jean d’Orbais. Enriquecida por millares de esculturas, es particularmente notable por su fachada, una de las expresiones más acabadas del arte gótico, que debemos a Robert de Gouzy. Seriamente dañada por la I Guerra Mundial, hubo de ser restaurada a fondo. Otras catedrales góticas notables son las de Saint Etienne de Bourges y Saint Julien de Le Mans (siglo xiii), aquélla con hermosos pórticos laterales, ésta con un soberbio coro. El dominio técnico del gótico culmina en la catedral de Amiens (1218-69), una de las mayores del mundo, concebida con extraordinaria osadía por Robert de Luzarches y Thomas de Cormont. Al gótico normando pertenecen las catedrales de Ruán, con un notable coro, y Coutances, famosa por la linterna de su crucero, ambas del siglo xiii. La relación de catedrales góticas francesas se haría interminable; merecen destacarse, sin embargo, las de Aix, Autun, Bayona, Burdeos, Clermont Ferrand, Évreux, Lyon, Nantes, Orléans, Soissons y Tours, construidas la mayoría de ellas entre los siglos xii y xiii.
Cuando el Renacimiento llegó a Francia ya habían sido construidas la mayoría de las catedrales galas; por ello, la única destacable en este estilo es la de Marsella, que apunta ya ciertas tendencias barrocas.
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¿Qué forma tiene la catedral de Reims?
La Catedral de Reims, ubicada en la ciudad de Reims, Francia, tiene una forma de cruz latina, con una nave central y dos laterales, un transepto que forma la cruz y un ábside en la parte oriental. Su fachada principal está adornada con tres portales ricamente decorados y está rematada por dos torres. La catedral es un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La Catedral de Reims, ubicada en Francia, está construida principalmente con piedra caliza, que es un material comúnmente utilizado en la arquitectura gótica. Además, se utilizó madera para las estructuras internas y se emplearon vidrieras para las ventanas, que son una característica distintiva de las catedrales góticas. También se utilizaron otros materiales como hierro para las estructuras de soporte y plomo para unir las piezas de vidrio de las ventanas.
