Decimotercero y decimocuarto concilios ecuménicos de la Iglesia Católica, celebrados en Lyon (Francia).
El primero tuvo lugar en 1245, convocado por el papa Inocencio IV. En él se excomulgó a Federico II del Sacro Romano Imperio y se intentó, sin resultado, destronarle bajo la acusación de herejía, sacrilegio y otros crímenes. También se acordaron medidas de auxilio a los Cruzados de Tierra Santa y de defensa del Imperio Latino de Constantinopla. Véase Cruzadas; Federico II; Inocencio IV.
El segundo Concilio fue convocado en 1274 por el papa Gregorio X para promover las Cruzadas, unir las iglesias Ortodoxa y Romana y reformar la Iglesia. La expresión jilioque del Símbolo Niceno, que desde antiguo separaba a las dos iglesias, quedó definida al declarar que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no del Padre a través del Hijo, como mantenía la Iglesia Oriental. Aunque se proclamó la unión de ambas iglesias, la fusión resultó impopular en Oriente y no pudo consumarse. La más importante reforma eclesiástica consistió en un decreto que preveía la elección papal por medio de un cónclave (v. Cónclave). En cambio, naufragaron los deseos papales de promover una nueva Cruzada.
Actualizado: 27/10/2015
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