Mártir del siglo iii, patrón de los viajeros, boteros y chóferes. Se cree que nació en Canaán. De estatura y fuerza gigantescas, rechazó la sumisión a Satanás al descubrir el terror del demonio a la cruz. Se hizo cristiano, pero, en vez de dedicarse a la oración y el ayuno, el joven gigante se ofreció a transportar viajeros a través de un turbulento río. Una noche, cuenta la tradición, tuvo que llevar sobre sus hombros un niño pequeño, cuyo peso empezó a aumentar hasta el punto de hacerse irresistible. El niño no era otro que Jesucristo, según demostró transformando el báculo de Cristóbal, en una palmera. El milagro produjo numerosas conversiones, por lo que el gobernador pagano ordenó la decapitación del santo. Su fiesta la celebran los católicos el 25 de julio y los griegos ortodoxos el 9 de mayo.