Se dice de las especies arbóreas o arbustivas que pierden las hojas en otoño y permanecen sin ellas durante todo el invierno a diferencia de las vivaces o perennes que las conservan (v. Hoja). La caída de las hojas se debe a la formación de una capa especial de células (capa de abscisión), que atraviesa la base del pecíolo. Las paredes de dicha capa se desintegran y el viento destruye las células provocando la caída de la hoja. Cuando esto sucede, las células situadas inmediatamente debajo de la capa de abscisión se hacen suberosas y forman una capa protectora sobre la herida dejada por la hoja.