En contra de la creencia popular, los alquitranes no contienen materias colorantes, productos medicinales o explosivos. Producen, sin embargo, cierto número de hidrocarburos simples y de ácidos orgánicos conocidos por crudos de alquitrán, que la industria química convierte en miles de subproductos, entre los que se encuentran los productos farmacéuticos, los explosivos y los tintes sintéticos. Los crudos de alquitrán más importantes son benceno, tolueno, xilenos, fenol, cresoles, naftaleno, antraceno, fenantreno y carbazol. En estado puro, todos ellos son líquidos incoloros o sólidos cristalinos de color blanco. La elaboración química transforma estos crudos en productos intermedios, así llamados porque su valor comercial ocupa un término medio entre el de los baratos productos crudos y el de los costosos productos acabados que resultan de elaboraciones posteriores. Si, por ejemplo, el naftaleno, un crudo, se vende en el mercado a 12 ptas./kg, el intermedio beta-naftol cuesta 42 pesetas y el tinte para-rojo, que se obtiene del beta-naftol, vale 200 pesetas.
Entre los productos comerciales derivados del alquitrán se encuentran más de veinte ácidos de alquitrán (fenoles y cresoles), que se utilizan principalmente en la fabricación de resina y plásticos, pero que también tienen importancia como desinfectantes e insecticidas; varias clases de naftaleno, materia prima bruta para la fabricación de intermedios para tintes; anhídrido ftálico y sus derivados, empleados en la fabricación de resinas, plastificantes y tintes; y una docena o más de resinas de cumarona, de las que se obtienen barnices del suelo, productos adhesivos y artículos impermeables; muchos de los componentes de la goma; bases para síntesis farmacéutica; inhibidores para reducir la pérdida de metal en la limpieza de acero con baños químicos; aceites ligeros para dilución de pinturas y limpieza en seco; pinturas asfálticas anticorrosivas para el acero; productos para la conservación de madera y muchos otros.
