Durante la II Guerra Mundial hubo gran actividad en las regiones árticas, casi toda ella realizada bajo el más estricto secreto militar. Convoyes aliados cruzaban regularmente el Atlántico Norte hasta los puertos de Arkangel y Murmansk. Asimismo los alemanes, además de utilizar el Ártico como base para sus ataques submarinos contra los convoyes aliados, llevaron a cabo amplias actividades meteorológicos en el Ártico; gran parte del material, sin embargo, perdióse o quedó inservible después de la guerra. La conflagración mundial interrumpió también la compilación de datos obtenidos durante el II Año Polar Internacional (1932-33), efectuado a los 50 años del I Año Polar Internacional. Unas 22 expediciones, patrocinadas por 44 países distintos, y algunas asociaciones científicas, establecieron una red de estaciones en las regiones árticas.
Después de la guerra varios países, dedicados a la explotación económica de las regiones árticas, suministraron cantidades crecientes de información. El aumento de vuelos comerciales sobre las rutas polares obligó a reunir información encaminada a suministrar técnicas de supervivencia en caso de aterrizaje forzoso. Menos alentadora durante la incómoda tensión provocada entre los mundos comunista y anticomunista se llegó a la conclusión de que la ruta más corta para un ataque enemigo era la que atravesaba las regiones árticas. Merced a los adelantos hechos en aviación y en los vehículos oruga para nieve («snowmo-bile» y «weasel» entre otros) pudieron emprenderse exploraciones mucho más extensas. Los barcos portaban aviones, equipos y víveres hasta los puntos más lejanos, con lo que las naves aéreas alcanzaban rápidamente las bases remotas.
El trabajo inicial en la utilización de los recursos árticos ha sido probablemente mucho más extenso en la URSS que en cualquier otro país, pues esta potencia posee vastas zonas en esas regiones. A partir de 1933 los soviets realizaron prospecciones petrolíferas en el N de Siberia, utilizaron al reno con fines experimentales en el laboreo de las tierras y emprendieron en Siberia el cultivo de ciertas plantas y semillas. Canadá envió geólogos a varios puntos situados a menos de 1300 kilómetros del Polo Norte, donde se descubrieron estructuras abovedadas semejantes a las que condujeron al descubrimiento de petróleo en el S de los Estados Unidos, México, Rumania y la URSS; realizó amplios estudios botánicos en sus regiones árticas, así como investigaciones encaminadas a la reproducción de animales, tales como los yaks, ovejas y patos, y el establecimiento de un programa sobre el caribú con objeto de que la economía esquimal no se resintiera ante la reducción en el número de estos animales.
