El carácter estepario y xerófilo que en el llano presenta la flora viene determinado por la continentalidad del clima castellano. Las extensiones arbóreas son escasas y abundantes los baldíos. Los bosques, que antaño cubrían casi por completo esta región, han terminado por desaparecer, salvo en la periferia montañosa y se han visto sustituidos por la jara, la retama o el matorral o bien por la vegetación de cultivo. Este carácter estepario se advierte aún con mayor intensidad en la submeseta meridional. La septentrional, que ostenta formaciones boscosas en el N y alguna que otra residual en el interior, fue invadida durante la glaciación por el haya, que dejó paso a la encina y ésta a su vez al cereal. Del haya, confinada hoy a la zona cantábrica, donde al igual que en ciertos puntos centrales se presenta el pinar, sólo quedan vestigios interiores en algunas montañas burgalesas, en Riofrío de Riaza, Montejo de la Sierra y algún que otro punto. En la periferia se da el pino silvestre, el roble, la encina y otras variedades.