La primera descripción científica de este síndrome (1798) se debe al químico inglés John Dalton. Él mismo la sufría, concretamente para el rojo; de ahí que durante algún tiempo la ceguera para los colores se llamase Daltonismo. Esta ceguera pára los colores (v. Tabla) afecta al 4 % de los hombres y sólo al 0,4 % de las mujeres. Ciertas personas, si bien no tienen una ceguera completa para un determinado color, perciben con dificultad el rojo o el verde. Si se incluyen estas personas en estas estadísticas, la proporción de discromatópsicos alcanza el 8-9 % para el sexo masculino y el 4 % para el femenino. La incidencia masculina es mayor porque la discromatopsia, como la hemofilia, es un carácter ligado al sexo. Él gen de la enfermedad asienta en el cromosoma X (v. Herencia) . Los varones reciben sólo un cromosoma X, mientras que las hembras reciben dos; el varón será discromatópsico si su cromosoma X (que procede de la madre) transporta el gen de la ceguera para los colores; la hembra será discromatópsica sólo cuando los dos cromosomas procedentes de sus padres contengan los gérmenes discromatópsicos.