La cebada destinada a semilla y fabricación de malta debe recogerse cuando la mies esté bien madura y almacenarse en condiciones que no estimulen la capacidad de germinación de la semilla. Estas condiciones tienen menos importancia cuando el grano se emplea para alimentar el ganado. Debe procurarse en el trillado evitar la rotura de los granos, que los inutiliza para el malteado.
Aunque en algunos lugares forma parte de la alimentación humana, generalmente se destina a la del ganado. Comparada con el maíz, es ligeramente inferior en energía total. Sin embargo, su contenido en proteínas es mayor que el del maíz y comparable al de la avena, que contiene un 12 % de proteínas. Una cuarta parte de la producción de cebada se destina al malteado como materia prima en la industria de la cerveza y elaboración de alcohol, licores y otros productos, entre ellos el malte empleado en la preparación de la leche malteada. Finalmente, una pequeña cantidad se convierte en cebada perlada, usada en la preparación de sopas.
