Aunque frecuente, es imposible determinar con exactitud la extensión de esta afección, dada la dificultad de distinguir si los síntomas que presenta el paciente son producidos por el barbitúrico o pertenecen a la enfermedad para cuyo tratamiento se emplea, como en el caso de los ataques epilépticos o el delirium tremens. Aunque tales síntomas pueden variar considerablemente, la brusca supresión de los barbitúricos da lugar con frecuencia a la aparición de, convulsiones y delirio, especialmente después de las primeras 12-16 horas de abstinencia. Otras veces aparecen síntomas similares a los que experimenta el paciente privado de su droga, como calambres, náuseas, vómitos, insomnio y pérdida de peso. Algu-.nas veces sólo se presenta una sensación de debilidad y ansiedad como secuela de la abstinencia. Véase Toxicomanía.
A la toxicomanía barbitúrica puede llegarse por diferentes caminos. Los alcohólicos comienzan a usar barbitúricos para aliviar el nerviosismo y el temblor; los insomnes, para conciliar el sueño; los morfinónamos, para sustituir su droga cuando no pueden adquirirla, con lo que desarrollan un doble hábito. Aunque la mayor parte de los habituados a los barbitúricos toman grandes cantidades de ellos diariamente, algunos sólo lo hacen por temporadas.