Las diabetes leves se dominan por lo general sólo con una dieta alimenticia adecuada. Como vimos anteriormente, en un número considerable de casos la reducción de peso y su mantenimiento a un nivel normal sirven para aliviar o eliminar la enfermedad. Sin embargo, cuando estas medidas no consiguen prevenir la acidosis ni la excreción de azúcar por la orina, es necesario administrar insulina en inyecciones diarias. La dosis requerida debe ser cuidadosamente determinada por el médico. En la mayoría de los casos, una sola inyección de protamina-cinc-insulina, o bien de este compuesto más insulina corriente, basta para combatir eficazmente la enfermedad, siempre que el paciente coopere con el médico respetando la dieta. Antes del descubrimiento de la insulina, los enfermos eran sometidos a una dieta alimenticia pobre en hidratos de carbono y rica en grasas. Actualmente, sin embargo, sabemos que deben proscribirse las cantidades grandes de grasa, ya que pueden conducir a la cetosis. La dieta del diabético debe guardar un equilibrio constante entre los alimentos ingeridos y la insulina administrada.