La más importante de todas es la caliza —su valor supera al de todas las demás juntas, trituradas o sillares—; se extrae para fabricar cementos, caliza calcinada, cal agrícola, fundentes metalúrgicos y para multitud de aplicaciones químicas. En esta misma categoría van incluidas otras rocas sedimentarias y metamórficas, como la arenisca y los esquistos arcillosos; ígneas, como el basalto, y granitoideas. Además de los usos específicos ya mencionados, todas estas variedades se emplean en la obtención de cascajos, balasto para vías de ferrocarril, macadán, grava para hormigón y rellenos.