En resumen, el texto nos habla sobre una persona llamada Calvino que creó un grupo de ministros calvinistas llamado Consistorio. Este grupo tenía la tarea de observar cómo se comportaban los ciudadanos de Ginebra y castigarlos con multas o encarcelamiento si tenían un comportamiento inapropiado o que no se ajustara a las creencias religiosas calvinistas. La idea principal detrás de esto era que, independientemente de si estaban predestinados o no, Ginebra se convertiría en un ejemplo de comunidad cristiana.