En resumen, el texto nos cuenta que un arqueólogo llamado Thomas Young comenzó a estudiar la Piedra Rosetta, pero luego abandonó su investigación. Después, un egiptólogo francés llamado Jean Champoillon tomó su lugar y estudió la piedra durante muchos años. Champoillon publicó una lista que mostraba los símbolos egipcios y sus equivalentes en griego. La clave para entender la piedra fueron los ovoides, que Champoillon comparó cuidadosamente en los tres tipos de escritura. También se dio cuenta de que el texto era una traducción del griego al egipcio, y no al revés como se pensaba anteriormente.