• « Si nunca tuviéramos hambre, nunca tuviéramos sed, nunca tuviéramos sueño, nunca quisiéramos hacer un escándalo, estaríamos muy enfermos y moriríamos muy jóvenes. Esos tiranos, entonces, son más bien benefactores, guardianes vigilantes de nuestra salud, designados por el buen Dios para advertirnos de lo que debemos hacer para preservarla. »