En el texto, la persona habla sobre la niña fallecida y compara su espíritu con las estrellas en el cielo. Dice que aunque la niña haya muerto, su espíritu seguirá brillando como la luz de las estrellas que ya se apagaron hace mucho tiempo. Aunque la tristeza disminuirá con el tiempo, el brillo de su espíritu nunca se apagará.