En este texto se explica que los sumerios no creían que la confusión de los idiomas fuera el resultado de un pecado de soberbia, como se menciona en la historia bíblica de la Torre de Babel. Aunque los sumerios conocían la torre y también conocían la confusión de los idiomas, no relacionaban estas dos cosas entre sí. Fue el autor del Génesis quien hizo esta conexión, aprovechando el significado popular del nombre "Babel", que significa "confundir". En resumen, los sumerios no creían que la confusión de los idiomas fuera un castigo por un pecado, sino que fue el autor del Génesis quien hizo esta interpretación.