• « También surgieron movimientos religiosos en respuesta a la plaga, como los flagelantes: grupos de penitentes que deambulaban por el campo, los pueblos y las ciudades azotándose y pidiendo perdón a Dios. »
• « Los penitentes confesaban sus pecados al sacerdote, quien los absolvía y les asignaba una penitencia para expiar sus actos y salvarse de la condenación eterna. Así, el párroco tenía un enorme poder sobre la vida de sus feligreses. »