Cuando las personas nos adulan o nos dicen cosas exageradamente buenas sobre nosotros, nos puede hacer pensar que somos mejores de lo que realmente somos. Esto puede llevarnos a pensar que no necesitamos mejorar o esforzarnos más, porque creemos que ya somos muy buenos. Pero en realidad, esto nos puede impedir crecer y mejorar. Por eso, es importante no dejarnos llevar por la adulación y seguir trabajando para ser mejores cada día.