Claro, aquí tienes una explicación sencilla:
Si no te gusta lo que normalmente se sirve para el desayuno, puedes hacer algo diferente. Por ejemplo, puedes hacer una pizza rápida con una rebanada de pan, salsa de tomate y queso derretido. También puedes comer sobras de pasta o algo que tenga poca grasa. Si empiezas el día con el estómago lleno, es probable que no sientas hambre entre comidas.