• « Desde el principio sopesaría mi necesidad de trabajar y la de estar con mi hija. Pasé ocho meses trabajando y de todos modos renuncié, porque me sentía muy desdichada lejos de ella. -dijo la madre de una pequeña de un año »
• « Una noche me llevé a casa mi jerga y le cosí un encaje negro alrededor del borde. Cuando renuncié al empleo, un año después, todavía tenía el mismo trapo. No sólo nunca desapareció, sino que si lo olvidaba en algún lugar, regresaba a mí de inmediato. »