Después de unos días, un hombre llamado Efialtes traicionó a los griegos y llevó a los persas por un camino que estaba detrás del ejército griego. Cuando Leónidas, el líder griego, se dio cuenta de que iban a perder la batalla, dejó que muchos de sus hombres se fueran. Los que decidieron quedarse sabían que iba a ser una pelea en la que podrían morir.