En este texto se habla sobre cómo todas las personas en Alemania, sin importar su trabajo o género, se unieron para alabar a los militares y al líder del partido nazi, Adolf Hitler. El saludo oficial utilizado por millones de alemanes era "Heil Hitler", incluso si no eran miembros del partido nazi. El objetivo de estas campañas era asegurar la lealtad de la población hacia el régimen y hacia Hitler en particular, y casi todos los ciudadanos al menos siguieron las nuevas reglas impuestas.