(1033-1109). Prelado y filósofo escolástico, nacido en Aosta (Saboya). Inducido a abandonar el hogar paterno por el duro trato a que, al morir la madre, fue sometido por su padre, vivió tres años en Francia (Borgoña) antes de ingresar en el monasterio de Bec, en Normandía (1060), que bajo la dirección de Lanfranco se había convertido en el primer centro cultural de Europa. El hecho de ser ambos italianos, unido a su común anhelo de elevar al máximo el nivel cultural y fomentar la reforma de las costumbres, afirmó la amistad de estos dos grandes hombres. Elegido en 1063 prior del monasterio de Bec como sucesor de Lanfranco, quince años más tarde, tras el fallecimiento del fundador Herlwin, fue elevado a la dignidad de abad, que aceptó con renuencia. Entonces, como a lo largo de toda su vida, hubo de luchar entre su anhelo de seguir una vida contemplativa y los deseos ajenos de que tomara parte activa en los asuntos de la Iglesia.
A la muerte de Lanfranco (1089), que había sido nombrado arzobispo de Canterbury, quedó vacante la sede del poder eclesiástico en Inglaterra, sede que no fue cubierta hasta 1093. En este intervalo Guillermo II se apropió de las rentas de la sede. Anselmo, a quien el pueblo reclamaba como sucesor de Lanfranco, llegó a Inglaterra en 1092, circunstancia que aprovechó el rey para obligarle a aceptar el arzobispado de Canterbury (1093). El último periodo de su vida estuvo consagrado a defender la libertad de la Iglesia frente al poder real. Dos veces abogó por su causa en Roma: contra Guillermo en 1097 y contra Enrique II en 1103. Fue canonizado en 1494. Su fama de teólogo supera aun a su prestigio como prelado. En sus escritos trató de demostrar racionalmente las verdades del Cristianismo, por lo que se le considera el fundador de la Escolástica. En su Cur Deus Homo? (¿Por qué Dios se hizo hombre?) trata de la redención y expiación. Se le debe el célebre argumento ontològico en defensa de la existencia de Dios. Véase Ontologìa; Escolasticismo.
