Las ceras se utilizan para fabricar velas —las de uso litúrgico deben contener unos porcentajes determinados de cera de abejas—, en la impresión de discos de gramófono, para preparar ungüentos, pomadas y emplastos medicinales, encáusticos para suelos y muebles, papel encerado, como aislantes, en el acabado de tejidos, etc. La cera de carnauba, la más dura de todas, se usa en la industria de los barnices, en la preparación de cremas para el calzado y para impregnar el papel carbón o de copiar. La cera de parafina se usa para incluir muestras histológicas y facilitar su corte en el micrótomo.