Nombre que se dio a la que se entabló, en 1 de setiembre de 1054, entre los ejércitos de los reyes hermanos Fernando I de Castilla y García III de Navarra, que ni los ruegos de San Íñigo, abad de Oña, ni los de Santo Domingo de Silos lograron impedir. Acabó con la derrota y muerte del segundo, víctima de una lanzada, con gran sentimiento del vencedor.