Tratado que puso fin a la fase primera de las guerras de religión en Alemania (1555). Al iniciar Martín Lutero la Reforma protestante en 1517, Europa perdió su unidad espiritual y quedó dividida en bandos religiosos hostiles, lo que originó una serie de guerras religiosas. Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano y Rey de España, primero de este nombre, trató de restaurar la unidad religiosa en sus estados, pero las guerras exteriores en que se hallaba envuelto retrasaron largamente la ejecución de sus planes políticos. Por su parte, los príncipes y las ciudades libres luteranas formaron para mutua defensa la Liga de Esmal-calda. Carlos V, después de fracasar en sus intentos pacíficos, atacó militarmente a la Liga en 1546 y consiguió una rápida victoria. Pero las armas no podían resolver las cuestiones religiosas, la guerra se reanudó más tarde, y sufrió el Emperador grave derrota. Carlos V hubo de aceptar una tregua en la Paz de Passau (1552) y prometer la convocatoria de una Dieta para elaborar un tratado.
Reunida ésta en 1555, concluyó en la Paz de Augsburgo, que rompió la unidad religiosa de Occidente. El Luteranismo fue reconocido legalmente; cada príncipe y ciudad libre pudo escoger entre el catolicismo o el luteranismo y los gobernantes podían expulsar de sus dominios a los no conformes con la religión elegida. Este tratado omitió el reconocimiento del Calvinismo, otra secta protestante. Poco duró la paz; posteriormente Alemania sufriría las consecuencias de la desunión espiritual con la Guerra de los Treinta Años (1618-48). Véase Alemania, Historia.