Nombre con que se conoce la decisión adoptada el 29 de marzo de 1412 en dicha ciudad aragonesa por nueve compromisarios (tres por cada uno de los Parlamentos de Aragón, Cataluña y Valencia, presididos prácticamente por San Vicente Ferrer) para resolver el litigio de la cuestión sucesoria suscitada a la muerte de Martín I el Humano, que, muerto su hijo homónimo, no había dejado sucesión directa. El caso de confiar asunto de tanta monta al fallo de unos árbitros es único en la Historia de España. De entre los cinco pretendientes (Don Jaime de Aragón, conde de Urgel, sobrino segundo de Don Martín, Fernando de Antequera, sobrino carnal del mismo, el Duque de Gandía, el Duque de Calabria y Don Fadrique, nieto bastardo del rey muerto por ser hijo natural del hijo de éste, Don Martín I de Sicilia), fue elegido por mayoría, bajo la presión de San Vicente Ferrer, Don Fernando de Antequera, que entronizó en Aragón la casa de Trastamara, con lo que se abrió el camino a la unidad nacional.