Asamblea de asesores de que se rodea un soberano para aconsejarse sobre los asuntos de Estado. Aunque en lo antiguo solía ejercer gran poder e incluso usurpaba las funciones de los parlamentos o las cortes, ha perdido hoy su preponderancia merced a la firme implantación en las monarquías de los principios democráticos. El Consejo privado más representativo de nuestros tiempos es el inglés, que sólo se reúne en pleno a la muerte del rey (o la reina) para proclamar su sucesor. Sus componentes, designados desde hace cien años por el mismo monarca con el asesoramiento de sus ministros, son tan diversos en sí como numerosos, y comprenden el príncipe heredero, los arzobispos, los grandes funcionarios del Estado y de la casa real, el presidente de la Cámara de los Comunes, los embajadores, los principales gobernadores coloniales, los políticos de las colonias, ciertos magistrados y algunos miembros de los partidos Conservador o Laborista que nunca han ocupado un puesto en el Gobierno. Miembro ex-oficio del Consejo es el alcalde de Londres. A su Lord presidente, cuarto funcionario en importancia del Estado, cumple arbitrar los debates del Consejo, dar a conocer ciertos pareceres del soberano e informar a éste de las decisiones tomadas con respecto a ellos.