(1731-94). Comediógrafo español, nacido en Madrid, que llevó al teatro toda el alma popular de la España dieciochesca -majas, chisperos, castañeras, lechuguinos, petimetres- que Goya llevara a sus aguafuertes y bocetos, no con tanta profundidad y brío, pero sí con un donaire y gracejo inigualables. Después de intentar sin gran éxito varios géneros dramáticos, dio por fin, con grave escándalo de la pedantería neoclasicista, con un rico venero, el de los sainetes, de los que escribió más de 300: Las majas vengativas, La pradera de San Isidro, Los bandos del Avapiés, La maja majada, Las castañeras picadas, La casa de Tócame-Roque, Las tertulias de Madrid, Los payos en la Corte, El Petimetre, El fandango del candil, El rastro por la mañana y otros -«tragedia para reír o sainete para llorar»- en que parodia donosamente la tragedia neoclásica a la moda: Manolo, El muñuelo e Inesilla la de Pinto. Fue el primero en introducir en la zarzuela -escribió unas 30, algunas tan finas como La espigadera- asuntos de costumbres españolas.