Son sustancias esenciales para el metabolismo del organismo animal y la liberación de su energía. Actualmente han sido identificadas más de una docena de combinaciones químicas, cuya acción biológica justifica su denominación de vitaminas. Pero no todas desempeñan un papel claro en la economía dietética del hombre. Algunas sólo se consideran importantes en la dieta de animales de experimentación. Existen conocimientos muy importantes y profundos sobre el papel desempeñado en las dietas por las vitaminas A y D, tiamina, riboflavina, ácido nicotínico y ácido ascórbico (v. Vitamina). Las personas que durante determinado periodo de tiempo se han mantenido a base de dietas marcadamente deficientes responden bien a las vitaminas preparadas artificialmente en dosis y combinaciones convenientes. Resulta del todo inadecuada e inútil la automedicación a base de preparados vitamínicos basada en la teoría de que cuanto mayor sea la cantidad de estas sustancias mejor será el estado de salud. Es sobre todo desaconsejable esta suerte de medicación cuando se emprende en la creencia de que ciertos síntomas vagos como debilidad, fatiga fácil, insomnio, nerviosismo e irritabilidad provienen de deficiencia vitamínica. Lo cierto es que tales síntomas obedecen mucho más a menudo a exceso de trabajo, tensión nerviosa y dificultades privadas, sociales o económicas.