(1882-1963). Caudillo de las tribus marroquíes del Rif sublevadas contra el Protectorado español (1920) y, más tarde, contra el francés (1924). Nació en Tafersit, en el seno de una prestigiosa familia de la cabila de Beni-Urriaguel. Educado en España, desempeñó el cargo de secretario árabe en el Negociado de Asuntos Indígenas (1907) y prestó servicios de responsabilidad en la Comandancia General de Melilla. Encarcelado por sus manejos políticos, logró evadirse y, organizando la rebeldía de las cabilas rifeñas, derrotó en Annual a las tropas del general Fernández Silvestre (1921), deshizo una columna en Monte Arruit (1921), atacó la Comandancia de Melilla (verano de 1921) y no dio punto de reposo a las tropas españolas, a las que, con sus fanáticos cabileños, arrebató plazas tan importantes como Xauen (14 diciembre 1924). Con sus conquistas logró ensanchar los límites de la por él organizada República del Rif. Animado por sus éxitos en la zona española, atacó a la francesa, en la que causó también gran quebranto y llegó a las puertas de Fez y Taza (1924). Fue entonces cuando (31 agosto 1925) se reunieron en Algeciras Primo de Rivera y Pétain para combinar las fuerzas franco-españolas en una ofensiva común. Unidades españolas, al mando del general Sanjurgo, desembarcaron en Alhucemas (8 setiembre 1925), ayudadas por la Escuadra francesa. El 1 de octubre entraba el general español Goded en la zona de Beni-Urriaguel y la «República del Rif» tocaba a su fin. La tenaz resistencia del caudillo marroquí se prolongó todavía un año más hasta que, al someter el Ejército español sus últimos reductos en Beni-Urriaguel (24 junio 1926), huyó el cabecilla, temeroso de caer en manos de España, para entregarse a las autoridades francesas. Éstas lo deportaron a la isla de la Reunión, en el Océano índico, donde permaneció veintiún años. Cuando al cabo de tan largo confinamiento se accedió a su traslado a la Riviera (1947), huyó en Port-Said del buque francés que lo conducía y pidió asilo político a Egipto, que se lo concedió. En este país dirigió un Comité Nacional de Liberación, que pretendió representar a 25000000 de marroquíes. La decisión de Francia y España de renunciar al protectorado de Marruecos hizo caer en el olvido a una de las figuras más brillantes del nacionalismo musulmán contemporáneo.
