El aislamiento sonoro o la insonorización se aplica donde se desea absorber las ondas sonoras originadas tanto en el interior como en el exterior de un edificio, dé una habitación o de un vehículo. Cada vez se utiliza más este tipo de aislamiento en oficinas, gimnasios, estudios de radiodifusión, teatros, pistas de patinaje, boleras, aulas, hospitales y auditoriums.
En un aula o salón de paredes y techos enlucidos, gran parte de las ondas sonoras que inciden sobre ellos vuelven por reflexión al auditorio y, como una pelota de goma, rebotan entre paredes y techo hasta que se extinguen; esta confusión y refuerzo de los sonidos reflejados constituyen el fenómeno llamado reverberación.
La naturaleza celular del corcho hace de este material el más apropiado para este tipo de aislamientos; para impedir la reflexión de las ondas sonoras, éstas deben ser atrapadas y absorbidas la primera vez que alcanzan las paredes y techos, labor que realizan admirablemente los millares de aberturas. existentes en la superficie del tejido suberoso. Preparado en forma de planchas de longitud y anchura variables, se aplica el corcho a las paredes, techos y suelos, generalmente en unos 40 mm de espesor, encolándolo o clavándolo sobre madera, metal o enlucido.
Las planchas de corcho para insonorización son similares a las empleadas en la calorifugación e igualmente eficaces en uno y otro caso de modo que los revestimientos de este material realizan una doble función.
El interior de muchos aviones de pasajeros modernos está insonorizado con fibra o esponja de vidrio o también mediante chapas de acero finamente perforadas que se montan sobre madera de bálsamo; a base de plásticos se preparan modernamente piezas moldeadas en formas diversas, que son ligeras y buenas absorbentes del sonido.