En este país los almanaques proféticos fueron muy populares, especialmente después de la predicción de la muerte de Enrique II en el almanaque de Nostradamus. Enrique III dictó la prohibición de insertar en estas publicaciones profecías políticas, prohibición renovada por Luis XIII en 1628. En 1852, los almanaques se consideraron tan perniciosos que su circulación quedó muy restringida. De los editados actualmente en francés cabe citar como más importante el Almanach National, anteriormente Almanack Roy al, fundado en 1679; el más popular es el almanaque Hachette.