Reciben este nombre unas columnas naturales de roca en cuyo remate se asienta frecuentemente una peña (roca caballera). En España encontramos muestras de estas estructuras en algunas zonas de topografía kárstica, como la de la «Ciudad Encantada» de Cuenca. Se ven ejemplares muy hermosos en Botzen (Tirol) y el «Garden of the Gods» (Jardín de los Dioses), Colorado. Hay también chimeneas menos perfectas en Escocia (Fochabers) y otros lugares. Estas curiosas formaciones se elevan a alturas que oscilan entre 12 y 39 m, disminuyendo gradualmente de grosor. Se deben a la acción de las aguas salvajes sobre una masa de arcilla blanda, mezclada con bloques de roca más dura, que impiden la erosión bajo ellas. Entre las rocas más susceptibles de producir el fenómeno se citan las morrenas de cantos rodados, los conglomerados de aglutinantes blandos y las cenizas volcánicas, abundantes en las masas piriformes de lava, que reciben el nombre de «bombas».