Las características sociales y económicas de las colonias permiten clasificarlas en cinco grandes grupos.
- Algunas, como Canadá, Australia y las Indias Occidentales Francesas (Antillas y Bahamas), fueron colonizadas y organizadas principalmente por emigrantes procedentes de la metrópoli. Tales territorios suelen independizarse o alcanzar igualdad de derechos con la metrópoli sin mayor dificultad.
- Una segunda clase de colonias, representada por las ya extintas Africa Occidental Francesa o Inglesa, carece casi por completo de población emigrante blanca permanente; centra su actividad en el comercio, minería y plantaciones. El impacto educativo y económico del pueblo dominante sobre el tribal que habita esas regiones puede tener gran trascendencia y con frecuencia produce demandas de autogobierno local e independencia plena.
- El tercer tipo de dominio colonial conjuga las características de las colonias de emigrantes y de las comerciales. Como ha ocurrido en Kenia, Rhodesia meridional o Marruecos, la población blanca permanente se establece con intención de organizar el país de acuerdo con sus objetivos sociales y económicos. Al propio tiempo, los pueblos indígenas —que pueden hallarse en un estadio tribal, como Kenia, o poseer una antigua y compleja civilización, como en Marruecos y la India—, quedan absorbidos por las plantaciones, factorías, escuelas y empleos públicos y privados, donde adquieren el deseo de cambiar su forma de vida. Resultado de tales aspiraciones es la inquietud interna y las peticiones de autogobierno o independencia.
- El cuarto tipo de colonia viene ejemplificado por algunos emiratos árabes del Golfo Pérsico o por los archipiélagos del Pacífico: dependencia marginal, alterada por un mínimo de influencia o control occidental.
- La esfera de influencia constituye el quinto tipo de colonia: porciones de estados soberanos demasiado débiles para defenderse a sí mismos y que temporalmente se someten al control real de alguna potencia imperialista. Tal fue el caso de China y Turquía entre 1870 y 1914, que no por ello experimentan transformaciones sociales ni se vieron obligadas a soportar permanentemente la influencia extraña. La modernización se debió más al contacto con Occidente que a la dominación de una potencia extraña determinada.
