Los arqueólogos, que estudian los objetos elaborados y empleados por los pueblos prehistóricos, rara vez pueden determinar las leyes, creencias religiosas u organizaciones sociales a que aquéllos se hallaban vinculados, pero sí pueden encontrar semejanzas identificables entre los grupos en la estructura de sus casas, disposición de los poblados, métodos de elaborar y ornamentar cerámica o armas, herramientas y utensilios empleados en la recolección o producción de alimentos. Las estructuras y utensilios que ofrecen semejanzas son clasificados en concepto de «cultura», que en este caso no es más que la agrupación de características de cultura material que tienden a repetirse en un lugar tras otro. Así es posible distinguir, por ejemplo, la cultura maya de la cultura azteca.